viernes, 23 de noviembre de 2018

Breve gramática y léxico de la Trinidad

Breve gramática y léxico de la Trinidad[1]

   1. Formulación del misterio. En Dios hay tres personas: Padre,  Hijo  y  Espíritu  Santo; y cada una de ellas posee la  esencia divina que es numéricamente la misma.
   2. Esencia, naturaleza o sustancia divina. Son tres términos con los que se designa el conjunto de las perfecciones de Dios, comunes a las tres personas.
   3. Procesiones divinas. Procesión divina inmanente es el origen de una persona divina de otra, por la comunicación de la esencia divina numéricamente una.  Las procesiones inmanentes en Dios son dos: la del Hijo que procede del Padre por vía de generación intelectual; y la del Espíritu Santo que procede del Padre y del Hijo, como de un solo principio y por medio de una única espiración de amor.
   4. Relaciones divinas. Son las referencias existentes entre una persona y otra. Están implícitas en los nombres personales de Padre, Hijo y Espíritu Santo. Surgen en forma binaria de las dos procesiones divinas inmanentes.  Son cuatro:
      a) la relación  del  Padre   al  Hijo: generación  activa  o paternidad;
      b) la relación del Hijo al Padre: generación pasiva o filiación;
      c) la relación del Padre y del Hijo al Espíritu Santo: espiración activa;[2]
      d) la relación del Espíritu Santo al Padre y al Hijo: espiración pasiva.
   5. Personas o hipóstasis divinas. Persona divina es una relación divina inmanente con las notas de sustancial e incomunicable.  Las personas o hipóstasis divinas son tres y son las tres relaciones mutuamente opuestas de paternidad, filiación y espiración pasiva. La paternidad constituye la persona del Padre, la filiación la del Hijo y la espiración pasiva la del Espíritu Santo.
   6. Propiedades divinas. Son notas peculiares que convienen únicamente  a una persona divina y distinguen a ésta de las otras dos. Son la paternidad e innascibilidad del Padre, la filiación del Hijo y la espiración pasiva del Espíritu Santo. La espiración activa, por ser característica común de dos personas, del Padre y del Hijo, no es propiedad en sentido estricto. La innascibilidad  del  Padre  es  considerada como propiedad por cuanto expresa el hecho de que el Padre no tiene origen y es, a su vez, principio original de las otras dos personas.
   7. Nociones divinas. Son las características por las cuales conocemos y distinguimos a las divinas personas. Coinciden de hecho con las propiedades. Las nociones de las personas divinas son la innascencia y la generación activa, como característica  del Padre; la generación pasiva, como característica del Hijo;  la  espiración  pasiva,  como característica del   Espíritu Santo.
   8. Circuminsesión trinitaria o pericoresis. Es la mutua compenetración e inhabitación de las tres divinas personas entre sí. Su base metafísica es la unidad numérica de la sustancia de las tres personas, y su cumbre moral es el don mutuo de las personas entre sí.
   9. Apropiaciones divinas. La apropiación consiste en predicar de un modo especial a una sola persona un atributo o una operación divina común a las tres. Las apropiaciones tienen por fin manifestarnos de forma intuitiva las propiedades y caracteres personales de las tres hipóstasis que hay en Dios.
   10. Las misiones divinas. La misión divina es el hecho por el que una persona es enviada por otra, de la cual procede, al universo creado, para cumplir un efecto temporal. Las misiones reflejan el orden de origen de las personas divinas: el Padre envía, pero no es enviado; el Hijo es enviado y envía; el Espíritu Santo es enviado, pero no envía. Las misiones se dividen en visibles e invisibles, según que la presencia de la persona enviada sea perceptible por los sentidos o no. Ejemplos de misión visible son la encarnación del Hijo y la misión del Espíritu Santo bajo el símbolo sensible de una paloma o de lenguas de fuego. La misión invisible tiene lugar cuando Dios confiere la gracia santificante y tiene por fin la inhabitación de Dios en el alma del justo. Tal inhabitación es atribuida ge-neralmente, en la Sagrada Escritura, al Espíritu Santo.
   11. Visto lo cual, podemos decir (mnemotécnicamente) que en la Trinidad tenemos una esencia, dos procesiones, tres personas, cuatro relaciones y cinco nociones.




[1] Tomado de: H. J. Valla, La Trinidad y nosotros, Buenos Aires, 1985, 107-111; y levemente retocado por mí.
[2] Relación que no constituye una persona distinta (como sí sucede con las otras tres) pues en este caso es el acto común del Padre y del Hijo…

jueves, 22 de noviembre de 2018

Ferrara 62-71

En el siguiente enlace encontrarán las páginas de Ferrara que se relacionan con los temas 7 al 9 del programa.

FOLIAS FERRARA 1

jueves, 8 de noviembre de 2018

Para el examen final


En el examen final no entran las unidades 11 y 13.
Y de las unidades 12 y 14 no entra el comentario y lo que sigue, sino sólo el análisis del texto del CCE (es decir, la primera parte del archivo)
 salvo el punto 2.2.6 del archivo de la unidad 14, que lleva como título: 2.2.6. Algunos apuntes sobre vocabulario trinitario en el CCE.

Dios Trino en el CCE y la teología


2. El Padre (CCE 232–267).[1]

2.1. Texto y análisis.

2.1.1. “En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (CCE 232-237).

   El título comienza refiriéndose a la liturgia bautismal, tanto en referencia a la “triple pregunta que pide” al bautizando “confesar su fe en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu”, cuanto al rito esencial en el cual “los cristianos son bautizados «en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28,19)”. Todo esto se corona con una frase de San Cesáreo, que destaca el carácter de fundamento que tiene la fe en la Trinidad (CCE 232).[2]
   A continuación, CCE 233 aprovecha la profesión de fe del Papa Vigilio para manifestar –ya desde esta frase esencial– “lo Uno” y “lo Trino” del misterio del Dios cristiano: “lo Uno” en la palabra “nombre” puesta en singular; “lo Trino” en la mención de las Tres Personas divinas.[3]
   Según nuestro parecer, CCE 234 es el número más solemne del CCE, diseñado con palabras tan contundentes, que casi invita a ponerse de pie para escucharlo.[4]  Aquí el CCE nos dice que el misterio de la Santísima Trinidad es:
   – “el misterio central de la fe y de la vida cristiana”: con una metáfora “local” se establece la importancia del misterio de la Trinidad, que es “central”; y no sólo para la fe, sino también para la vida cristiana.
   – “el misterio de Dios en sí mismo”: con cuya manifestación alcanza su cumbre la autorrevelación que Dios hace de Sí, a la humanidad.
   – “la fuente de todos los otros misterios de la fe”: por tanto, todos los demás misterios dimanan de este misterio de la Trinidad.
   – “la luz que los ilumina”: y por ello todo otro misterio de la fe y de la vida cristiana sólo se termina de manifestar –tanto cuanto es posible en este mundo– bajo la luz suprema que irradia la Santísima Trinidad.[5]
   – “la enseñanza más (maxime) fundamental y esencial en la «jerarquía de las verdades de fe»”: de nuevo se insiste en la importancia suprema del misterio de la Santísima Trinidad –apelando ahora al principio de la “jerarquía de las verdades” que había enunciado UR 11– lo cual le da un cariz categórico a las afirmaciones que se hacen.[6]
   Y, este número concluye con otra cita del DCG que resume en una sola frase “toda la historia de la salvación”, que no es otra cosa que la acción de la Trinidad que “se revela, reconcilia consigo a los hombres... y se une con ellos”.
   Finalmente, los tres números que siguen –cada uno a su modo– complementan esta presentación.
   CCE 235 expone el esquema que se seguirá en este Párrafo 2.[7] La lógica general del Párrafo 2 que se presenta en este número es nítida: el primer título es una presentación general; el segundo título es la “sección analítica” o “positiva”; el tercer título es la “sección sintética”; y el cuarto título completa esta sección sintética con el tema particular de las misiones divinas.[8]
   CCE 236 –todo él un número en “letra pequeña”– puntualiza la distinción patrística entre “Theologia” y “Oikonomia” y muestra la circularidad existente entre ambas, ejemplificándola con lo

Programa 2018 - definitivo


INSTITUTO SUPERIOR PARA LA FORMACIÓN DE DOCENTES
“PEDRO GOYENA” (DIEGEP 3826)


TEOLOGÍA DOGMÁTICA IV
                       

4º año                                                                                                                           .
año 2018                                                                          Prof. Dr.  Jorge N. Fazzari.

Correo de CONTACTO: jorgefazzari@yahoo.com.ar; jorgefazzari@uca.edu.ar

Sitio web: http://jorgefazzari.blogspot.com.ar/


1. Finalidades.

‒ Conocer el misterio del Dios Uno revelado en el Antiguo Testamento, con sus diversas etapas históricas y matices temáticos.
‒ Acceder al misterio de la Trinidad de Personas divinas reveladas en el Nuevo Testamento.
‒ Entender cómo el misterio pascual de Jesús es manifestación de la Trinidad.
‒ Comprender la evolución de la revelación que se produce entre los dos Testamentos.
‒ Conocer los principales rasgos del desarrollo de la teología trinitaria en la Iglesia.
‒ Comprender cuáles son los defectos de algunas doctrinas trinitarias incompletas o falsas.
‒ Acceder al conocimiento de los contenidos trinitarios de los principales teólogos actuales.


2. Contenidos.

Introducción: Dios es “don de sí mismo” y comunión.

‒ Material subido por el docente al blog de la asignatura

I. Dios en el Antiguo Testamento: recorrido histórico

1. Dios es primero
Prioridad y evidencia de Dios.
Ausencia de teogonías en el AT.
Dios tiene la iniciativa y se insinúa que tiene un plan.
Dios y el hombre: relación, confianza, libertad, tentación… ética divina y humana


Cuestionario guía completo 2020

  I. Dios Uno en el Antiguo Testamento 1. ¿Qué sentido tiene la ausencia de teogonías en la Biblia? 2. ¿Qué matices proponen los textos ...