La reduplicación del lenguaje ha sido
explotada por R. Ferrara a tal punto, que la expresión “paradojas” forma parte
del título de su libro.[1]
Resumimos aquí un esquema que ayuda a pensar
“lo Uno” de Dios y que consiste en cuatro paradojas que Ferrara propone en la
“sección sistemática” de la Primera Parte de su obra:
– La paradoja metafísica: Dios simple
trasciende todo, Dios omniperfecto contiene todo.
– La paradoja cosmológica: Dios trasciende y
asume el espacio, el devenir, el tiempo y el número.
– La paradoja gnoseológica y lingüística:
Dios cognoscible es incomprensible e inefable.
Con lo cual, Ferrara refuerza lo propuesto
por Salmann y completa lo que propondrá Lafont, al mostrar que la reduplicación
del lenguaje y la paradoja se aplican también a “lo Uno” de Dios.
Y, en cuanto a los equilibrios aplicados al
conjunto de la reflexión sobre Dios, el libro de Ferrara tiene una factura
exquisita. Pues en cada una de sus dos partes –dedicadas respectivamente a lo
Uno y lo Trino– despliega dos secciones (una narrativa y otra sistemática); y, en
cada una, hace el mismo “movimiento de vaivén”: de la Oikonomia a la Theologia,
y desde la Theologia a la Oikonomia.
Ante lo cual debemos decir que éste es el
texto que muestra la estructura más equilibrada de todos cuantos hemos
recorrido, dentro y fuera del segmento de tiempo que nos ocupa.[3]
1. La paradoja metafísica: Dios simple
trasciende todo, Dios omniperfecto contiene todo.
Dios es espíritu y santo, diverso de todo lo
creado,
Es absolutamente simple
No es el todo del mundo ni es parte del mundo
Dios es plenitud de ser y garantía de
salvación
Infinito en perfección y bondad
Contiene toda perfección y bondad, la
comunica por su bondad y la refleja por su belleza
2. La
paradoja cosmológica: Dios trasciende y asume el espacio, el devenir, el tiempo
y el número.
Dios es inmenso y omnipresente
Dios es inmutable en su ser y en sus promesas
Dios es uno y único en su esencia, aún siendo
Trino en Personas
3. La
paradoja gnoseológica y lingüística: Dios cognoscible es incomprensible e
inefable.
En la escatología Dios será conocido en sí
mismo, inmediatamente; aún cuando permanezca incomprehensible
En esta vida Dios es conocido y denominado
por vía de analogía, aunque es inefable. Algunos nombres lo designan con
propiedad, aunque de un modo deficiente.
4. La paradoja espiritual: Dios sabe todo, no
quiere todo ni se quiere “omnipotente”.
Dios es Luz: es la sabiduría misma,
autoconsciente y omnisciente
Dios es Amor: él ama necesariamente su bondad
y ama libremente a sus creaturas
Dios puede hacer todo y sólo aquello que
admite su sabiduría y su justicia
[1] R. Ferrara, El Misterio de Dios. Correspondencias y paradojas, Salamanca,
2005.
[3] El pensamiento “reduplicante” de
R. Ferrara lo analiza C. M. Galli abarcando más aspectos que los propuestos
aquí, en: “Pensar a Dios: Primero y Último; Máximo y Mínimo; Ser, Verdad, Amor;
Padre, Hijo, Espíritu Santo. La teología sapiencial y teocéntrica de R.
Ferrara”, en V. M. Fernández - C. M.
Galli (Eds.), Dios es espíritu,
luz y amor. Homenaje a Ricardo Ferrara, Buenos Aires, 2005, 31-130.
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